EMPRENDER DESDE UNA SILLA DE RUEDAS
Discapacitados comparten experiencias para montar sus propios negocios.
«Debemos demostrar
cinco veces más lo que sabemos hacer que una persona normal»
El taller resulta
práctico para personas que no tienen experiencia empresarial previa
Defienden el
autoempleo por la independencia que ofrece a la hora de tomar decisiones
«Si pones en el
currículum que eres invidente, puede que te cierren las puertas; si no lo
pones, también. ¿Qué hago?». Quien reflexiona en voz alta es una de las veinte
personas con discapacidad que participan en los talleres para emprendedores que
Fomento de San Sebastián y Elkartu (Federación Coordinadora de Personas con
Discapacidad Física de Gipuzkoa) impulsan enmarcados en el Plan de Estímulo
Económico que tiene por objetivo el fortalecimiento y la reactivación económica
de la ciudad. Las preguntas se lanzan al aire en las instalaciones de Elkartu,
en la calle Ondarreta 3, en la que se celebran estos talleres. Quienes recogen
el guante y tratan de dar una respuesta son tres discapacitados, cada cual con
una experiencia laboral diferente, que vieron en el autoempleo una salida a los
obstáculos con los que se topaban cada día desde que salieron de la facultad.
Los tres coinciden en que los discapacitados deben «demostrar cinco veces más
que una persona normal» para acceder a un puesto de trabajo y que «hay un
montón de gente» que les va a cerrar las puertas por ser discapacitados, pero
que «hay otros muchos» que les van a echar un cable.
En este proyecto dos
líneas de actuación de Fomento de San Sebastián: los servicios de emprendizaje
y el trabajo que se está haciendo con el Cluster de Soluciones de Apoyo a la Calidad de Vida, que
lidera Fomento y en el que colaboran diferentes empresas y organismos de la
ciudad relacionados con la tecnologías asistidas como Elkartu en cuyas
instalaciones se celebran los talleres porque tiene total accesibilidad.
Xabier Madina está
condenado a vivir en silla de ruedas, a causa de una parálisis cerebral de
nacimiento que le afectó al sistema nervioso, pero eso no le ha impedido
licenciarse en Informática. Ha creado un programa informático adaptado a las
personas discapacitadas, especialmente dirigido a quienes tienen dificultades
para el habla, que «adivina» lo que se quiere expresar mediante un teclado
virtual. Madina es un emprendedor consolidado que aconseja a los oyentes -todos
con formación académica de grado medio y superior- que sumen fuerzas a la hora
de emprender una empresa porque «requiere un esfuerzo importante y no siempre
es posible». Él lo hizo. Buscó apoyos económicos debajo de las piedras porque
estaba convencido de que su idea era «buena». '¿Y tuviste que renunciar a la
pensión por discapacitado?', cuestiona una voz desde el fondo de la sala en la
que se celebra el taller. «Sí. Me hice autónomo y como consecuencia estuve
cinco años sin cobrar la pensión porque vi que la cosa iba para adelante»,
contesta este informático a la que la Obra Social de Kutxa le concedió un accésit de
6.000 euros por uno de sus proyectos.
El taller es práctico
para personas sin experiencia previa en el mundo empresarial. Éste se ha
planteado en tres módulos, según detalla el técnico de Fomento San Sebastián,
Igor Marroquín: taller de motivación hacia el emprendimiento, en el que el
objetivo es identificar el perfil para crear una empresa; taller de creatividad
empresarial para desarrollar las herramientas para la generación de ideas
empresariales innovadoras, y el taller de pre-emprendimiento, en el que se
toman en cuenta los aspectos previos a la elaboración de un plan de negocios.
Una vez avanzado el taller y en la medida que se identifiquen nuevas ideas
empresariales el objetivo es poder continuar ofreciendo itinerarios más
avanzados (gestión empresarial, comercialización...) y poder acceder a las
ayudas y servicios que ofrece Fomento San Sebastián a las personas
emprendedoras.
Tras el fracaso
Imanol Etxeberria
aporta también su experiencia. Es fisioterapeuta y deficiente visual. Acabó la
carrera en 2002 en Barcelona, donde buscó su primer trabajo y no lo encontró.
Así que regreso a San Sebastián. «Estuve tres meses repartiendo mi currículum
de polideportivo en polideportivo y de clínica en clínica», recuerda. No tuvo
éxito así que empezó a buscar ayudas en el Gobierno Vasco, en Fomento, en el
Inem, en la
Fundación ONCE... y terminó abriendo un local porque «montar
un negocio es duro pero más duro es estar en paro», advierte. Etxeberria, que
hoy tiene su centro de fisioterapia en Andoain.
Defiende el autoempleo
por la «independencia que uno tiene para tomar decisiones», porque el local «lo
montas a tu manera, con tus aparatos adaptados, en el lugar que quieres porque
el cliente está «más tranquilo si el profesional está tranquilo». Etxeberria
cuenta que en los años que estuvo con contratos temporales en clínicas privadas
todo eran complicaciones hasta hacerse con el sitio, «momento éste en el que en
muchas ocasiones coincidía con el fin del contrato». En ese instante toma la
palabra uno de los asistentes al curso para advertir que las manos de
Etxeberria «son las mejores» por las que ha pasado nunca. «Trabaja con el tacto
como ningún otro fisio», dice. Quien recibe los elogios asiente. «Mi fuerte son
las manos. Me muevo por el tacto. Yo sé cuál es mi fuerte y vosotros debéis
saber cuál es el vuestro y apostar por esa vía», aconseja a los oyentes.
Ese positivismo es el
que transmite Begoña Hernández, una joven a la que con 20 años se le detectó
una malformación arteriovenosa en la cabeza que le provocaba fuertes dolores de
cabeza y de la que fue tratada en Estados Unidos. El tratamiento curó sus
dolores de cabeza pero «algo tocaron los médicos» que le hizo entrar en coma y
perder la visión. «Cuando salí del coma no sabía leer ni escribir. Se me había
olvidado el inglés, las matemáticas...», relata. Tras superar ese primer
«sopapo» decidió aceptarse a sí misma e iniciar una prolífica carrera en la que
ha ido compaginando trabajo y estudios. Hoy imparte cursos a jóvenes y mayores
que tienen déficit en personalidad. «No busco enriquecerme; busco cambiar las
caras de pena de la gente», advierte. '¿Y entonces que haces hoy aquí con
nosotros?', le espeta uno de los asistentes. «Trasladaros mi positivismo y demostraros
que si queréis, podéis», concluye.
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